Bienvenida a mi primer post en colaboración del blog. Porque la unión hace la fuerza y no se puede saber de todo en esta vida cuento en esta ocasión con el conocimiento de Noemí Haro, experta en educación canina y capitana de Ulises y Argos para hablaros de la parte que concierne al bienestar del perro al que vamos a fotografiar. Parte que muchas veces olvidamos a la hora de crear los mejores recuerdos de nuestro perro. Así que sin más dilación…

«La vida pasa demasiado deprisa y, sin apenas darnos cuenta, nuestro compañero canino que hace dos días era un bebé, está a punto de entrar en su edad geriátrica. Cada época en la vida de nuestro perro es única, y es un regalo poder contar con fotografías de calidad que nos recuerden los momentos vividos entre ambas especies, sus gestos más comunes, sus posturas más habituales… Sin embargo, bien sea por falta de tiempo o por escasos conocimientos de fotografía o de comportamientos canino, lo más habitual es encontrarnos con un montón de fotos borrosas o que denotan la incomodidad de nuestro compañero peludo ¡Así que hoy voy a darte algunas pautas para que tu perro comience a disfrutar del momento fotográfico y que podáis crear una colección natural y divertida!

Cuida tu comunicación y analiza la de tu compañero canino: antes de nada tenemos que tener en cuenta que, pese a que los seres humanos y los perros son especies que están acostumbradas a compartir una convivencia sana, muchas veces tendemos a ignorar la comunicación que nos ofrece nuestro compañero peludo y también la que le transmitimos sin apenas darnos cuenta. Por ejemplo, el hecho de movernos rápidamente podría asustarlos o incomodarlos, quizás lo hemos hecho para capturar una fotografía concreta, pero debemos entender que el perro no conoce nuestro objetivo y, lo más normal, es que se sorprenda o que se mueva.

Positiviza la cámara o el móvil con el que vayas a realizar las fotografías: no nos damos cuenta, pero para un perro no es agradable que pongan un objeto no identificado a menos de un metro de su trufa ¿qué sentido tiene para ellos como especie? De hecho, es probable que cuando lo hayas hecho tu perro haya girado la cara o se haya relamido, esto solo significa una cosa: incomodidad. Para evitarlo, lo mejor será positivizar el material, y para ello puedes rodear en los días previos el objeto con el que vayas a trabajar con premios alimenticios, eso hará que vayan despertándose emociones positivas y que, posteriormente, sea más fácil acercarnos con la cámara sin que este se muestre disgustado.

Una vez que el perro ha practicado este ejercicio podemos pasar a coger la cámara con la mano y premiarle cada vez que se acerque a olfatearla, lo que irá potenciando ese torrente de emociones positivas que estamos buscando. Lo siguiente será implementar el comando de quieto y darle al click del disparador, ofreciéndole acto seguido un premio… ¡Voilá! Tras varias repeticiones y, aunque cada perro es un mundo, lo más habitual es que no solo pierda la incomodidad por completo, sino que la cámara se haya convertido en un disparador de premios ¡cada vez que me acerco o que lo miro sale comida, qué más se puede pedir!

Cuida los ambientes: hay perros que tienen miedos a las tormentas, a la lluvia, a la oscuridad, a la gente, a las bolsas, a los espacios reducidos, a las zonas rurales, a las urbanas… Esta lista podría ser interminable, así que será primordial que analices cuáles son los miedos de tu perro, que comiences en ambientes que no supongan un reto para él y en los que se sienta cómodo, pudiendo trabajar progresivamente en otros que puedan ser más complejos para tu compañero canino; si tienes dudas, lo mejor es que contactes con una persona especializada en educación canina y modificación de conducta.

Crea comandos que puedan serte de utilidad a la hora de sacar la foto: con un simple sienta y un quieto puedes capturar infinidad de momentos bonitos ¡y sin desenfocar! Prueba aquellos que más te gusten y trabaja progresivamente sobre ellos, una vez superada esta parte será más simple pasar a las fotos en movimiento.

Analiza su nivel de bienestar: los perros pueden tener cambios de humor o de energía, es normal y están en su derecho, sin embargo, hay veces que tienen un déficit en su bienestar que, especialmente cuando se encuentra relacionado con el estrés y/o con problemas de salud puede hacer que no le apetezca participar en las sesiones; así que, antes de nada, asegúrate de que está preparado para disfrutar de ese momento. En mi web www.ulisesyargos.es tienes una guía totalmente gratuita que te ayudará a medir el bienestar de tu compañero canino.

Daros un capricho: invertir en una sesión de fotos profesional puede ser toda una experiencia para ambas especies y conseguiréis imágenes que, de otra forma, sería imposible capturar ¡así que reserva un día en vuestra agenda y haceros un autoregalo que se materializará en un recuerdo eterno!

Por último, empatiza con tu perro, la fotografía es una forma de capturar momentos inolvidables, pero también para mejorar el vínculo familiar si esta se traduce en sesiones amenas y positivas.»

Y es que ese es el objetivo principal de una sesión junto a tu perro: vivir una experiencia inolvidable. Así que cuando más amena y positiva sea, mejor. Espero que te haya gustado este tipo de post gracias al que podemos aprender un poco más sobre nuestros perros y cómo funcionan sus cabezas. No hay otra forma de hacerlos felices. Y para terminar te dejo el enlace al post que he escrito para Ulises y Argos en su blog: CINCO CONSEJOS PARA FOTOGRAFIAR A TU COMPAÑERO CANINO DE FORMA PROFESIONAL. ¡Espero que te guste!

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