Y digo «parte uno» porque ambas sabemos que esta será la primera de muchas. Quienes lleváis por aquí un tiempo sabéis que desde hace unos años tengo la suerte de trabajar fotografiando las piezas de cartón de Cova Orgaz.
Todo surgió a raíz de que Lucía del Rincón me enviase por privado de Instagram uno de los Daneses de Cova. Uno de esos que hace ella que imponen y a veces dan hasta miedo. Luego, cuando sabes la historia detrás de cada uno de ellos, solo quieres abrazarlos sin parar. Al ver la publicación con ese Danés yo me enamoré, le escribí, le propuse algo que aceptó y después de muchos escorpiones, patos, perros, monos, cerdos, jirafas… ¡hemos llegado a Londres!
Llegar a llegado ella, yo me he metido en su maleta y estoy lista siempre que necesite dejar constancia de todo lo que crea, con esa luz gris, ese frío británico y sin saltarnos un solo té a las 17:00. Nos esperan muchas cosas juntas y todas ellas pasarán por delante de mi cámara.
Y después del trabajo bien hecho y de haber cumplido con el objetivo principal de este primer viaje a Londres, unas pocas fotos por la ciudad. Ciudad, por cierto, en la que nunca encuentro mucho perro. Es verdad que menos en Nueva York, en ciudades grandes y con mucho turismo, la mayoría de los perros están en zonas con mucho parque o más residenciales, así que suelo venirme con pocas fotitos perras.
Para este viaje, me arriesgué un poco llevándome solo la Nikon Z30 con un 24mm, que con el factor de recorte funciona como un 36mm, con un Black Mist 1/2 para suavizar contrastes. Me arriesgué porque teniendo que hacer un trabajo, me daba un poco de miedo perder calidad en las fotos, pero como habéis podido ver, la camarita ha demostrado estar a la altura y mi espalda lo agradece mucho.